La compra de productos tecnológicos reacondicionados, especialmente los relacionados con la informática y telefonía, puede suponer un ahorro de cientos de euros sobre su precio de venta normal y, en muchos casos, resulta similar a la compra de un producto nuevo.
El término “reacondicionado” en el mundo de la tecnología cubre un amplio espectro de posibilidades en lo que a procedencia de estos artículos se refiere. Normalmente suelen provenir de distintas fuentes, como devoluciones de clientes cuyas necesidades no han sido satisfechas por el equipo, productos defectuosos que, tras haber sido revisados y reparados por el servicio técnico de la marca, son aptos para volver a ponerse en el mercado, o incluso artículos completamente nuevos que no se pueden vender como tal porque presenten daños en el embalaje.
No hay que confundir la tecnología reacondicionada con la de segunda mano porque, aunque sean conceptos que puedan tener cierta relación, no son lo mismo. Un producto de segunda mano es aquel que ha tenido un uso prolongado y evidente, mientras que un reacondicionado tan solo habrá sido probado durante un corto espacio de tiempo, puede quizás que ni siquiera haya llegado a encenderse nunca.
Así que, ya sea que vayas a comprar un teléfono o un portátil reacondicionado, existen ciertas reglas y recomendaciones que debes tener en cuenta para que tu compra sea plenamente satisfactoria y no te lleves ninguna sorpresa indeseada.
Consejos a la hora de comprar reacondicionados
Al comprar tecnología reacondicionada debes buscar al menos una de estas tres características, aunque, si es posible, lo ideal es que cumpla las tres:
- Un buen precio.
- Una política de devoluciones seria y confiable por parte del vendedor.
- Dispositivos que cuenten con una garantía similar, o lo más parecida posible, a la de los productos nuevos.
La ventaja de la primera es obvia: ¿por qué comprar un producto reacondicionado si sólo nos ahorramos unos céntimos? En la mayoría de las ocasiones, los descuentos serán bastante jugosos, aunque hay casos en los que el ahorro obtenido no compensa el no estar comprando un aparato completamente nuevo.
Por otro lado, las devoluciones gratuitas y sin trabas son una gran ventaja a la hora de comprar productos tecnológicos reacondicionados, pues probablemente nos encontremos con algunas marcas de “uso” que en algún caso no estemos dispuestos a admitir. Para evitar cualquier problema relativo a esta cuestión, los vendedores suelen calificar el estado de los productos con etiquetas identificativas que valoran el estado de estos y señalan claramente los defectos estéticos que puedan tener, de forma que el cliente siempre está informado de lo que se encontrará. Pero si además de esta información, existe la posibilidad de devolver el aparato sin dificultades, la garantía de satisfacción es doble.
En cuanto a la garantía, esto siempre es un punto importante, igual que cuando compras algo nuevo. Quieres saber que, si algo va mal en el plazo que se determine, el vendedor responderá por ello y se hará cargo de solucionarlo. Los productos de segunda mano comprados en tiendas online están cubiertos por la Ley de Derechos del Consumidor, que permite la devolución en 14 días y la reparación o sustitución si se demuestra que el aparato no es “apto para el uso” en un plazo mínimo de seis meses. A pesar de esto, en realidad, la mayoría de las tienda de productos reacondicionados extienden este plazo hasta uno o dos años, aunque deberás confirmarlo con ellos antes de hacer la compra para tener 100% claras las condiciones.